Cuando estamos juntos nos gusta hacer actividades en familia, nos apuntamos a todo aquello que se pueda ir en piña. Y hemos descubierto que hacer pan es una de esas cosas, y que ademas, no hace falta ni salir de casa.
Pan sin salir de casa
Hace años mi madre se compró una panera, y de vez en cuando nos daba el pan que ella hacía. Nosotros somos de mirar mucho lo que comemos, sobretodo de donde viene, e intentamos evitar en la medida de lo posible los alimentos procesados.
La idea de hacer pan era genial, pero a mi ya no me cabía otro trasto en la cocina.
Cuando Leticia me llamó congeniamos en seguida, aún no nos habíamos visto las caras y parecíamos amigas de la infancia.Una hora de conversación sobre harinas, y el aborrecimiento mutuo por los refinados fueron la clave.
Me contó que tenía una escuela de panadería donde la idea era acercar el buen pan, el pan casero a todo el mundo. Que nuestra generación jamás había comido buen pan y nos reafirmamos en que la invasión del pan congelado “recién hecho” estaba haciendo mucho daño a la salud digestiva, y que el trigo, si esta bien molido, no es tan malo como lo pintan.
Cuando me invitó a Pit Bakery Club sólo le puse una condición…. tenía que ir con mi marido, porque de poco sirve que yo vuelva hablando maravillas del pan casero y él que es quien más lo come, siga comprando el congelado del 24h.
Esta parte es muy importante tomar conciencia en familia. La alimentación a seguir en un hogar tiene que estar aceptada por todas las partes. De nada sirve dejar el azúcar de cara a los niños y comer bombones a escondidas. Te digo por experiencia que tarde o temprano de pillan ;)Es muy complicado cocinar para unos y para otros, e imposible que los niños coman aquello que no nos ven comer.
Volvemos al pan, que desde aquel curso con Pit Bakery Club se ha vuelto el centro de nuestras comidas y el entretenimiento de muchas tardes.
Nos enseñaron a amasar, la importancia de la fermentación, hicimos pan con diferentes tipos de harina y aprendimos a hacer masa madre.
Pasamos una mañana entretenida, y desde ese día la señora del 24h no nos ha vuelto a ver el pelo.
Haciendo pan en casa, les transmitimos a los niños el valor de lo artesano. Aprenden a esperar para obtener un mejor resultado, no hay más que hacer la prueba y darle un cachito que no haya seguido todo el proceso (directo al horno sin estar bien amasado por ejemplo, eso no hay quien se lo coma…)
Lo más importante es que hacemos algo juntos como se hacía antes, no solo salir a la tienda y tenerlo todo al instante. A los niños les gusta amasar, y sobretodo les gusta comer algo que ellos mismos han cocinado.
Nosotros hacemos un día y congelamos para el resto de la semana. Y tú, ¿te atreves a meterte en harina?

Me encantó el post! A mi hija le encanta colaborar cuando cocino! Voy a poner en practica hacer pan caserito!
Di que sí Ana! No hay nada como el pan casero! Y cómo huele la casa!!!!
Me encanta! Yo también voy a ponerlo en práctica. Cómo lo hacéis vosotros? De ingredientes me refiero
Le he regalado a mi marido un libro que se llama “El Pan” de Jeffrey Hamelman, ahí viene de todo, él está encantado!!